Hace ya varios meses (en mayo de 2010!!!) que hice esta receta. Quise hacer unas galletas de café, pero en lugar de varias galletitas me salió una sola galleta, eso sí, gigante y amorfa: una megagalleta.
Mi pareja me regaló un libro de recetas y claro, luego vinieron los antojos. Me pidió que le hiciese las galletas de café, receta para la cual necesitaba cristales de café para poner por encima.
Los cristales se pueden hacer en casa (véase cristales de azúcar, vídeo en inglés), pero después de ver varios vídeos en youtube descubrí que necesitaba una semana para formar esos cristales y tiempo es justo lo que no tenía. Así que opté por hacer un caramelo de café. Cuando el azúcar se endureció, lo piqué con el mortero. Esto iba a ser lo difícil y al final más o menos salí airosa.
La complicación sin embargo llegó cuando saqué la masa de galletas de la nevera. No la tuve el tiempo «recomendado» y al extenderla era algo pegajosa. Debería haber echado más harina o haberla dejado más tiempo en la nevera (o congelador). Como ya tenía la masa extendida en el papel de horno, y no podía dar formas las galletas con los moldes, opté por meterlo tal cual en el horno, ale, no querías galletas, pues toma «galletón» de café, jajaja.
Como os he dicho, hace meses de esta receta, pero mi pareja parece que guarda un grato recuerdo ya que de vez en cuando me las pide, cuando ve que estoy haciendo algún postre.
Aprovecho la ocasión del revuelo causado por el tag #megagalleta en Twitter para publicar este post que lleva a medias desde mayo del año pasado…buf. La receta no tiene que ver con la supercookie del tag de Twitter, pero me ha servido para bautizar a esta receta :D. La receta la publico otro día, tengo el vídeo a medias.
Fuente: Con las manos en la masa… 100 galletas, de Linda Doeser, Editorial Parragón.